Mi aliado, el miedo


Imagina que estás solo en tu casa viendo la televisión cuando de repente escuchas la puerta del baño cerrarse, ¿Qué harías? ¿Correr despavorido a la salida o revisar los cuartos?




El miedo es un instinto natural que se activa con un estímulo, sea este imaginario o real, que nuestro cerebro reconoce como peligroso con el fin de asegurar nuestra supervivencia a dicha situación; afecta directamente el sistema límbico, que es el encargado de regular las respuestas fisiológicas y emocionales, perjudicando específicamente a tres de sus componentes, el hipocampo (que guarda nuestra memoria biográfica y transforma memorias recientes en memorias a largo plazo, además está relacionado con la orientación y la memoria espacial), la amígdala cerebral (la cual se relaciona con la formación y almacenamiento de la memoria asociada a situaciones que nos produjeron fuertes emociones, se dice que la amígdala es la sede de todas las emociones) y el hipotálamo (que desempeña un papel fundamental en la memoria declarativa o asociativa, la atención, alerta y funciones conductuales, endocrinas y viscerales).

Una vez que el miedo ha sido activado se envían diversas órdenes a nuestro cuerpo que lo ponen en alerta, los pulmones absorben más oxígeno, el sistema digestivo e inmune optimizan sus funciones para evitar gastar energía, por otro lado el sistema nervioso simpático (activado por el hipotálamo) produce una reacción en cadena activando la médula adrenal que emite adrenalina y noradrenalina, las pupilas se dilatan para que los ojos sean capaces de captar más luz, las hormonas del estrés en conjunto con el sistema endocrino aumentan la presión arterial y los latidos del corazón produciendo más hormonas que aumentan la velocidad del sistema circulatorio, los músculos se tensan, la piel pierde temperatura y los vasos se contraen dando lugar a escalofríos que en conjunto con el aumento de los niveles de la glucosa producen los conocidos “pelos de punta”, con el fin de preparar a tu cuerpo para enfrentar el peligro ya sea luchando contra él o huyendo lo más rápido posible de la escena.


Sin embargo, ocurren ocasiones en dónde la situación a la que nos enfrentamos tiene en nuestra mente reacciones que producen bloqueos generales en todo nuestro cuerpo dejándolo inmóvil, generalmente ocurre con circunstancias a las que ya nos hemos enfrentado antes y de las cuales tenemos una mala experiencia o bien con escenarios que hemos aprendido a temer.

Pero, ¿Cómo podría todo esto afectar tú vida como profesional o dueño de una empresa? 

Cuando no podemos controlar nuestro miedo, éste se transforma en agobio, malestar y estrés que evoluciona en episodios de pánico, insomnio, ataques de ansiedad, dolencias físicas, agresividad injustificada, perdida de autoestima y sentimientos de culpabilidad, inseguridad, vulnerabilidad y falta de confianza que frenan tu desarrollo personal y profesional al impedir la posibilidad de tomar oportunidades beneficiosas, el avance de tu crecimiento, la manifestación de tu potencial o el mejoramiento de aptitudes y habilidades que podrían ayudarte a lograr tus objetivos.

Por esta razón es de suma importancia que aprendas a identificar y gestionar tus temores, es decir, que aprendas a controlar tu mente, recuerda que a nivel primitivo el objetivo principal del miedo es protegerte del peligro por lo que bien usado te ayudará a predecir y evitar situaciones indeseadas o peligrosas, se convierte en una fuerza que impulsa el cambio y te mueve a vencer tus limites, salir de tu zona de confort, desarrollar tú intuición, confianza y seguridad al brindarte información valiosa que te permite afrontar la realidad y planear cursos de acción exitosos al instante para salir victorioso de cualquier situación, pero ¿Cómo dominarlo? 

  1. Acéptalo: El primer paso es aceptar que tienes miedo y definir a qué exactamente le temes. Recuerda que nuestros sentimientos y emociones afectan directamente la forma en la que percibimos la realidad, el hecho de que nuestro cerebro asocie experiencias pasadas o conocimientos generales a ciertas situaciones a veces provoca que tengamos una visión irreal de lo que realmente está pasando, determinar el por qué estas asustado te ayudará a procesar mejor la información de tu entorno y definir sí estas o no en una situación de peligro.
  2. Escucha a tu instinto: No trates de eliminar tus alarmas, al contrario, úsalas como una herramienta que te permita hacer predicciones de la situación en la que te encuentres, analiza tu entorno, piensa en todas las posibilidades, intenta detectar las oportunidades que podrías obtener de las circunstancias, así como también los posibles peligros a los que vas a enfrentarte, recuerda que es muy importante que no descartes nada que te haga sentir amenazado antes de haberlo examinado con cuidado, no te precipites a tomar decisiones consulta si es necesario, con personas de tu entera confianza o profesionales en la materia que puedan darte una opinión valida.
  3. Enfréntalo: La mejor forma de enfrentar un miedo es estar preparado para ello, crea un plan que cubra todas las probabilidades que pensaste y te prepare para cumplir tu meta a pesar de las circunstancias, en esté punto es cuando decides que estas dispuesto a asumir riesgos para llegar más lejos, puedes usar tu miedo como guía y establecer parámetros para negociar y decidir tus próximos movimientos.
  4. Controla tu mente y controlarás el mundo: Ser dueño de tus emociones significa que confías en tu juicio, acostumbra a tu mente a formar estrategias cada vez que comiences a perder la calma en lugar de dejar que entre en pánico, lograrlo es cuestión de práctica, demuéstrate a ti mismo que puedes hacerlo, date un voto grande de confianza, respira, convéncete de que vas a lograrlo, inténtalo una y otra vez si es necesario, mira hacia delante e impúlsate al éxito con la misma fuerza que tu miedo alguna vez te hizo paralizarte, llega lejos, tan lejos como tus piernas te permitan, como tus sueños te lleven, tan lejos, como tú quieras.
Tener miedo es normal, superarlo es un desafío, requiere de fuerza, de trabajo y decisión, necesitas ser muy valiente para dar un paso adelante y salir de tu zona de confort, enfrentarte a lo desconocido y vencer esos limites que has construido para mantenerte a salvo y tú puedes hacerlo, no tengas ninguna duda al respecto, confía en ti mismo, recuerda tu meta y si eso no es suficiente habla más fuerte que esas voces en tu interior, grita que vas a conseguirlo, tú eres un ganador, eres un guerrero, eres fuerte, eres valiente, eres lo que necesitas para triunfar y lo vas a lograr, confío en ti, no te des por vencido, como diría la Madre Teresa de Calcuta en su poema nunca te detengas, “Cuando por los años no puedas correr trota, cuando no puedas trotar, camina, cuando no puedas caminar, usa bastón ¡Pero nunca te detengas!”.

Hasta la próxima
Kari

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